Visitar la cueva de Altamira

 

La Cueva de Altamira, cuya fama es global y atrae a visitantes de todo el mundo, conserva uno de los ciclos artísticos y pictóricos más relevantes de la prehistoria.

Sus grabados y pinturas pertenecen a los periodos Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense y Auriñaciense, por lo que se puede afirmar que su ocupación duró más de 22.000 años, desde el 33.500 antes de Cristo hasta el 11.000, cuando un derrumbe óobstruyo su entrada. Su ocupación se enmarca dentro del Paleolítico Superior.

Gran parte de su arte rupestre pertenece a la conocida como Escuela Franco-Cantábrica, que se caracteriza por el gran realismo de sus figuras. Presenta pinturas policromadas, tanto antropomorfas como de animales, bisontes, caballos, ciervos, jabalíes…así como pinturas abstractas.

Conocida como la “Capilla Sixtina” del arte prehistórico, se ha convertido en una de las principales pruebas de la sensibilidad de nuestros ancestros, muy alejada de la caricaturesca visión embrutecida que se tuvo de ellos durante siglos.

En 1985 fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, y forma parte junto a otras diecisiete cuevas de la propia Cantabria, País Vasco y Asturias del conjunto denominado “Cueva de Altamira y arte rupestre del norte de España”.

Dónde está la Cueva de Altamira

Está situada en el municipio cántabro de Santillana del Mar, a aproximadamente dos kilómetros de su centro urbano.

Aparte de poder visitar este extraordinario exponente del arte rupestre, Santillana del Mar, uno de los principales centros turísticos de Cantabria, te ofrece un montón de atractivos para ver y hacer, con un gran números de restaurantes, alojamientos rurales, hoteles y tiendas de todo tipo.

Entre los monumentos que no debes dejar de visitar se encuentra uno de los grandes exponentes del arte románico en España: el Monasterio de Santa Juliana. Otras construcciones de gran valor histórico-artístico están el Palacio y Torre de Velarde y el Palacio de Barreda.

Como actividades turísticas destaca su magnífica costa, con preciosas playas como la de Santa Justa y, para disfrute de los más pequeños, un coqueto zoo.

Cómo se descubrió la cueva de Altamira

Un parroquiano, Modesto Cubillas, la descubrió en 1868. Un rico propietario de la zona, Marcelino Sáenz de Sautuola, acompañó a Cubillas al interior de la cueva en el año 1875, considerando que las pinturas no eran tales, sino un mero capricho de la naturaleza. Cuando 4 años después regresó en compañía de su hija, María, de sólo 8 años, fue ésta la que, adentrándose más profundamente en la cueva, descubrió nuevas pinturas que su padre, esta vez sí, reconoció como realizadas por la mano del hombre.

Al año siguiente publicó un artículo en el que defendía el origen prehistórico de las pinturas. Creando una gran polémica en el mundo científico, desde el cual se llegó a acusar al Sautuola de falsificador.

Sautuola murió en 1888 sin haber podido demostrar la autenticidad de las pinturas. Sin embargo, el descubrimiento a finales del siglo XIX de otras cuevas con arte rupestre en otros puntos de Francia, condujeron a la comunidad científica a aceptar su autenticidad y la existencia de una cultura mucho más rica de lo que se pensaba durante el Paleolítico.

Cómo visitar la Cueva de Altamira

Desde hace años, y con el objeto de preservarla del deterioro provocado por la presencia humana, la Cueva de Altamira no está en general abierta al público, aunque sí lo está su réplica, a escasos metros de la original.

Sin embargo, desde 2014 sí hay una posibilidad de visitar la Cueva de Altamira original. Para acceder a ella tendrás que comprar una entrada en el Museo de Altamira, cualquier viernes del año, entre las nueve y media y las diez y media de la mañana, y esperar a que te toque un sorteo con el que se premiará a cinco afortunados que podrán realizar una visita de 37 minutos, con guía, una indumentaria especial y un estricto protocolo.