El pueblo de Jaca es uno de los destinos favoritos para aquellos que quieren visitar zonas cercanas a la frontera de nuestro país con Francia. Se trata de un pequeño municipio de no más de 12 000 personas, que se posiciona como uno de los destinos ideales para acudir con la familia.
Si tienes pensado ir allí en otoño o invierno y no sabes qué ver en Jaca con niños, debes saber que pese a tratarse de un destino muy pequeño, la oferta de actividades es amplia y podrás regalarle a tu familia un fin de semana o unos días inolvidables en un entorno natural y alejado de los grandes ruidos y prisas de la ciudad.
Qué hacer en Jaca con niños
Por su carácter fronterizo, Jaca es una población históricamente influenciada por dos formas de vida muy similares, pero esencialmente distintas: la francesa y la española. Esto hace que la propia ciudad sea un museo al aire libre en el que apetece pasear y que se debe descubrir poco a poco.
En la zona urbana y en los núcleos de población cercanos que pertenecen al municipio, los que visiten Jaca con niños podrán enseñarles magistrales representaciones arquitectónicas del arte románico.
Es cierto que al principio puede parecer un poco aburrido para los más pequeños de la casa, pero no tengas duda de que, cuando comiencen a ver lugares como el Monasterio de San Juan de la Peña o la Iglesia de Santa María, se sentirán como propios caballeros y damas templarios y su imaginación les hará disfrutar de lo lindo.
Elegir Jaca también es una buena opción para aquellos que desean esquiar, ya que la estación de esquí de Astún se encuentra a muy poca distancia y la ciudad ofrece suficientes plazas hoteleras para aquellos que no deseen pasar el tiempo únicamente en el puerto de nieve.
La ciudadela y sus ciervos
Si hay algo que atrae a aquellos que viajan a Jaca con niños es la ciudadela. Se trata de una formación defensiva construida en torno al 1600 que se sitúa entre la ciudad y el río Aragón, más allá de las murallas de Jaca.
Lo más curioso y destacado del enclave es la presencia de los ciervos. ¿Has leído bien? Sí: en 1974 un macho y dos hembras de ciervos llegaron a la ciudadela, en cuyo foso se instalaron. Lo que nació con el objetivo de “adornar” el entorno de la ciudadela se ha convertido, con el tiempo, en el mayor reclamo de la misma.
Los animales, que hoy se cuentan por decenas, están tan acostumbrados a las personas que los niños podrán jugar y pasear entre ellos sin ningún problema. Esto plantea una posibilidad única, pues es bastante complejo ver estos animales en la naturaleza, y menos todavía a tan poca distancia.
Hay muchas otras cosas que ver en Jaca, pero lo mejor será que vengas a descubrirlo en primera persona. No olvides, por supuesto, probar la gastronomía de la zona, sobre todo su repostería, con sus deliciosos jaqueses, lazos o las coronitas de Santa Orosia.