La isla de Cabrera se sitúa al sur de Mallorca y forma parte desde 1991 del Parque nacional marítimo-terrestre del Archipiélago de Cabrera.
Con una pequeña población en tiempos del Imperio Romano, estuvo deshabitada durante la Edad Media, cuando era refugio de piratas. Usada como prisión durante la Guerra de Independencia, en el siglo XX fue utilizada para realizar maniobras militares por el ejército español, hasta su conversión en paraje natural protegido.
Normas para visitar la isla de Cabrera
Al igual que en el resto del Parque Nacional, está prohibido cualquier tipo de pesca, tanto deportiva como submarina.
El único lugar habilitado para desembarcar es el muelle principal de la isla. Si vas a visitar la Cabrera en una embarcación propia deberás solicitar una autorización de navegación, y en su caso, de fondeo. En el caso de visitar la isla en alguno de los transportes colectivos que parten desde los puertos de Porto Colom o la Colonia de Sant Jordi, será necesario que reserves plaza con antelación.
Animales y plantas deben ser respetados, y al carecer la Cabrera de cualquier tipo de papelera, cuando la visites debes guardar cualquier desperdicio que generes, que deberás depositar al final de tu excursión en alguno de los contenedores habilitados en los puertos de salida.
Es necesario que lleves tu propia comida, ya que la Cabrera carece de restaurantes, contando únicamente con una pequeña cantina que sólo vende bebidas.
Es recomendable que lleves el material habitual que se lleva a una excursión de montaña, como mochila, gafas de sol, protección solar, etc. También es buena idea que lleves unos prismáticos para disfrutar aún más de las espectaculares vistas que ofrece la isla.
Qué ver en Cabrera
La Cabrera no es una isla muy grande, y sólo cuenta con un puesto de la Guardia Civil, una cantina con bebidas y un pequeño albergue con 12 habitaciones con baño, que es la mejor opción si quieres disfrutar de la isla durante más de un día.
Castillo de Cabrera
Construcción medieval del siglo XV que servía de fortaleza frente a los ataques de los piratas y desde el cual se alertaba de su presencia a la isla de Mallorca mediante señales hechas con fuego.
Es una ascensión de un kilómetro y medio desde el muelle, y desde la altura tendrás unas preciosas vistas de la bahía y de las mallorquinas montañas de Tramuntana y Artá.
Playas de Cabrera
A 20 minutos caminando desde el muelle te encontrarás con la playa de Cabrera, y si caminas otros 20 más, podrás darte un chapuzón en la playa de S’Espalmador, cuyas aguas muestran una excepcional transparencia. Si te gusta practicar el snorkel,podrás contemplar nacras, estrellas de mar, corvinas, meros y pulpos que se te acercarán sin ningún tipo de temor.
Faro de Ensiola
Para llegar hasta el faro ya hay que ser un andariego entrenado. Son 11 kilómetros desde el muelle y puedes tardar unas 5 horas en completar la caminata. Durante el trayecto te acompañarán las lagartijas baleares y numerosas aves, y desde la cumbre tendrás una alucinante vista de un mar infinito.
Colina de la Miranda
Un paseo con historia, en cuyo trayecto pasarás por la casa de los Feliú, últimos propietarios de la Isla hasta que en 1916 fue expropiada por el Estado español, el museo etnográfico instalado en la cercana bodega de los mismos y el monumento en memoria de los soldados franceses que sufrieron prisión y muerte en la isla durante las guerras napoleónicas. Una vez en la cumbre. Tendrás unas fantásticas vistas del este y del norte de la isla, así como del puerto.
Sa Cova Blava
La Cueva Azul de Cabrera es una gruta que el mar ha ido excavando a lo largo de eones en la roca calcárea. Situada al norte de la isla, cuando el sol ilumina la cueva a media tarde produce unos espectaculares efectos de color y luz, que provocan que las aguas parezcan estar pintadas en un azul eléctrico.